El rostro del hombre se distingue de la mujer porque tiene una mandíbula mucho más pronunciada y voluminosa. Esta diferencia viene determinada por el hueso de la mandíbula. Por el contrario, las mujeres tienen mayor volumen en el tercio medio de la cara, la región maxilar, pómulos o mejillas.
Asimismo, la cara de la mujer es más triangular, con un vértice abajo en el mentón mientras que la cara del hombre es más octogonal, con los lados de la mandíbula y el mentón dibujando un polígono. Sin embargo, estos ángulos y rasgos tan marcados se van perdiendo con la edad, y la única forma de recuperar la forma es a través de una masculinización facial.
¿En qué consiste un tratamiento con rellenos?
El procedimiento a seguir durante una masculinización facial es el siguiente:
Se utilizan entre 4 y 8 viales de 1ml de un material de relleno, habitualmente de ácido hialurónico.
El método de inyección es siempre mediante cánula, reduciendo así el dolor y el riesgo de hematoma posterior.
Se debe insertar la cánula en el punto central de la línea que va desde el ángulo de la mandíbula hasta la apófisis mentoniana.
El paciente deberá cumplir con las instrucciones que le paute el doctor tras la intervención para alcanzar los resultados esperados.
Se lleva a cabo en apenas 30 minutos y sus efectos se prolongas aproximadamente 12 meses.