En muchas ocasiones te hemos indicado que aunque la obesidad se ha convertido en un problema serio que ha aumentado peligrosamente en las últimas décadas, es cierto que su prevención es más sencilla de lo que en realidad podría llegar a pensarse. De hecho, en la mayoría de los casos es fundamental el seguimiento de un estilo de vida saludable, mantener una dieta saludable equilibrada y practicar ejercicio físico.

No obstante, a tenor de la gran cantidad de casos que cada año se diagnostican tanto de sobrepeso como de obesidad, la realidad es que muy pocas personas tienden a llevar estos consejos en práctica.

Por suerte, cada cierto tiempo conocemos el lanzamiento de interesantísimos avances de técnicas o tratamientos para la obesidad que ayudan en su resolución, de forma segura y eficaz. Este es el caso, por ejemplo, del balón intragástrico.

Sobre esta técnica ya te hemos hablado en bastantes ocasiones. Sin embargo, en esta ocasión vamos a conocer un poco más sobre cómo es la dieta del balón intragástrico.

¿Cómo es la dieta balón intragástrico?

Como durante las primeras semanas suele ser habitual la aparición de náuseas o vómitos, sobretodo porque el paciente no se adapta a una alimentación adecuada, es conveniente tener en cuenta cómo debe ser la dieta tras la colocación del balón intragástrico. Esta dieta se divide en tres etapas:

1. Etapa de adaptación: su objetivo es la adaptación de nuestro organismo al balón intragástrico, para evitar la deshidratación, los vómitos y náuseas.
2. Etapa propia del balón intragástrico: se persigue la propia pérdida de peso en sí misma, estableciendo nuevos hábitos alimentarios y de vida, además de mantener la práctica de ejercicio físico.
3. Etapa de mantenimiento: con esta etapa lo que se persigue es seguir perdiendo peso, mientras se mantienen los hábitos adquiridos.