Si tuviésemos todo el espacio del mundo en este blog, podríamos ocupar páginas y páginas hablando sobre las diferencias entre unas cremas y otras. Pero como vuestro tiempo es limitado y nuestro espacio ajustado, comenzaremos por lo básico: no es necesario gastarse un dineral para gozar de buenos resultados. Ahora bien, para que la crema rinda al máximo y nuestra cara luzca radiante, dichos productos deben combinarse con ciertas técnicas cosméticas.
A la hora de elegir el mejor activo antiarrugas, son muchos los componentes que deben protegernos del sol, hidratar y nutrir la piel; entre otros, el ácido hialurónico, el resveratrol y el ácido retinoico, que mejora la textura atenuando arrugas superficiales y manchas pero irrita más que el ácido retinoico, ideal para pieles más sensibles. La protección solar en su composición es otro activo que jamás puede faltar debido a la formación de arrugas a corto y largo plazo fruto de la exposición prolongada al sol.
Diversos estudios han mostrado sin embargo que una gran parte de las adquisiciones de cremas se mueven más por estímulos afectivos y subjetivos que los efectos testados por su composición. Buscamos las cremas que nos hacen sentir mejor (y con las que nos sentimos más fidelizados después de años de uso) y no tanto aquellas que borran nuestras arrugas.
Beautyfans – hombres, también – a un lado, es cierto que algunas cremas antiedad y cremas antiarrugas se han convertido en un producto de moda para muchas mujeres que buscan la fórmula perfecta. Sean estas, no tan afamadas o “naturales” o de “herbolario”, la fórmula perfecta para poner la mejor cara al paso del tiempo es fruto de una dedicación constante a los placeres de la vida sana. Cuidarse y no descuidarse.