Tal y como hemos manifestado en numerosas ocasiones, no hay duda de que la obesidad, el sobrepeso y especialmente la obesidad mórbida, se caracterizan por ser, en la mayoría de ocasiones, una enfermedad evitable con el seguimiento de una serie de hábitos sanos y saludables.

No obstante, aún hay personas que comenten el error de asociar un cierto grado de sobrepeso con un estado de salud óptimo. Esta falsa creencia estuvo bastante arraigada en muchos pueblos y ciudades españolas hasta hace apenas unas décadas.

Asimismo, cada vez es mayor el número de especialistas en salud y nutrición que advierten de las consecuencias de la obesidad y, sobretodo, de la necesidad de reeducar los hábitos de vida que la provocan.

El consumo de comida basura ha aumentado en los últimos años debido al ritmo de vida: comemos mal porque, o bien no le dedicamos el tiempo necesario, o no escogemos adecuadamente los alimentos, ya que ingerimos más grasas saturadas y azúcares y no practicamos ejercicio físico.

Dadas las circunstancias, no han sorprendido a los expertos las cifras publicadas por la Sociedad Española de Cardiología (SEC) en la ‘Revista Española de Cardiología’, donde se indica que la obesidad mórbida se ha incrementado en los en los últimos 14 años más del 200%, una cifra alarmante a grandes rasgos.

Recientemente comentábamos las diferentes repercusiones de la obesidad mórbida sobre la salud. Esta patología se caracteriza por ser un tipo de obesidad que padecen aquellas personas con un índice de masa corporal (IMC) por encima de 40, cuando lo recomendable es tener valores comprendidos entre 18 y 24.

Según un estudio reciente, la obesidad mórbida se ha incrementado en España en los últimos 14 años más del 200%, lo que significa que ha pasado de 1,8 por cada 1.000 habitantes en 1993, a 6,1 en 2006.

Pero, obviamente, el aumento de personas que sufren obesidad mórbida no es la única consecuencia de los malos hábitos de vida, ya que el crecimiento de la obesidad se ha situado en el 65%.

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