La propensión a la obesidad podría desarrollarse antes de nacer. Es el resultado que arrojan dos investigaciones estadounidenses, independientes entre sí, según las cuales la obesidad podría surgir durante el desarrollo del cerebro. La manera en que las neuronas se conecten y, a su vez, cómo se reorganice el hipotálamo del recién nacido hará que este sea más propenso o no a engordar.
El primero de estos estudios fue presentado por la Universidad de Yale en la revista Proceedings of the National Academy of Science (PNAS). Y fue llevado a cabo con ratas. Según el coordinador del estudio, el profesor Tamas Horvath, “en las ratas que engordaron, las neuronas encargadas de avisar que ya se había comido bastante, las que tienen que decir cuándo se está saciado, eran mucho más lentas y tardaban más en reaccionar (…) mientras que en las que se mantuvieron delgadas las neuronas de la saciedad eran más activas”.
Para este profesor del Departamento de Neurobiología, Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Yale, “comprender los patrones detrás de la obesidad ayudaría a desarrollar fármacos que puedan prevenirla o, incluso, curarla”. En la actualidad, el equipo estudia si las crías de las ratas obesas durante el embarazo nacen con esta predisposición, es decir, si las conexiones neuronales son hereditarias.
La segunda de las investigaciones, publicada en la revista médica Lancet, apuntaría a una probabilidad más alta de sufrir sobrepeso en aquellos hijos o hijas cuyas madres hayan engordado demasiado durante el proceso de embarazo; las mujeres de peso normal deberían engordar de 11 a 16 kilos, y las gordas y obesas de 5 a 11 kilos. En estos casos, aumentaría el riesgo de engordar en los años venideros. Para llegar a esta conclusión, el estudio recabó unos 513.000 nacimientos en Michigan y Nueva Jersey durante el período comprendido entre 1989 y 2003.