La reducción de pecho o mamoplastia es una cirugía mamaria que consiste en disminuir el tamaño de las mamas. Tras una intervención quirúrgica en la que se extirpa grasa, tejido mamario y piel, el resultado son unas mamas más pequeñas, firmes y ligeras. Dentro de la misma cirugía, es posible reducir también el tamaño de la aureola.
Existen diferentes causas que pueden llevar a una mujer a realizarse una reducción de mamas. Las más habituales son:
- Dolores musculares a consecuencia del peso de las mamas, localizados fundamentalmente en la zona de la espalda y el cuello.
- Irritaciones de la piel debajo del pecho causadas por el roce y la sudoración.
- Fatiga y problemas respiratorios.
- Complejo físico relacionado con un excesivo volumen de pecho.
- Dificultades para practicar ejercicio físico y/o problemas de movilidad.
Asimismo, son candidatas a una reducción de pecho aquellas mujeres adultas que tras pasar por embarazos y lactancias hayan experimentado un desarrollo mamario excesivo que les produce molestias físicas, principalmente dolores cervicales. Un nuevo perfil de paciente de mamoplastia surge de los casos de cambio de sexo en los que se pretende masculinizar el tórax de una mujer.
Lactancia y sensibilidad
Las dudas más frecuentemente de las pacientes que se plantean someterse a una reducción mamaria son si perderán la capacidad de lactancia o la sensibilidad de sus senos. Y nuestra respuesta es no. La mamoplastia no afecta en absoluto a la capacidad de lactancia ni a la sensibilidad de los senos. La cirugía mamaria de reducción de pecho es una técnica totalmente segura siempre y cuando que sea realizada por un cirujano plástico especializado. Las posibles consecuencias de este tipo de cirugía son cicatrices permanentes que se ocultan fácilmente bajo el bikini.
Durante la fase de postoperatorio es posible que la paciente presente cardenales y experimente hinchazón. Esto es absolutamente normal. Incluso, en algunos casos las pacientes pueden experimentar una reducción o pérdida de sensibilidad que se recupera al cabo de los meses.
¿Cuándo, cómo y dónde?
La edad media para realizarse una operación de este tipo es de 18 años, una vez que ha finalizado el desarrollo corporal. Esto se confirma a través de una sencilla radiografía de la mano en la que se observa si ha concluido o no el desarrollo óseo.
Cada caso de mamoplastia se individualiza dependiendo de las características físicas de la paciente (altura y complexión). De media, suelen extirparse entre 1 y 2 kilos de cada mama, dependiendo del caso. El objetivo estético es lograr la proporcionalidad con el resto del cuerpo.
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