Cada vez más son los hoteles y complejos donde nuestra estancia reservada incluye un desayuno de bufé libre. Una tentación difícil de vencer, la de tantas bebidas y comidas a todas horas, si queremos mantener nuestro buen estado de salud. En el caso del bufé, este puede convertirse en una opción sana siempre y cuando no abusemos de las grasas.
Huevos fritos, patatas, bacon, alubias a la inglesa, queso, salchichas; pasteles, churros, bollos, postres; tostadas, mantequillas, mermeladas, etc. Entre tanto y tan “bueno” donde elegir, es difícil no darle también unas merecidas vacaciones al cuerpo y entregarse al sabor más desaconsejable para nuestra salud. Teniendo en cuenta que un desayuno de bufé libre puede suponer la mitad de las calorías diarias necesarias para un adulto, es recomendable no alterar la dieta inconscientemente.
Gracias a la comodidad que ofrece el tener la mesa puesta y los alimentos colocados tan sugerentemente, en lugar de optar por la cantidad hagámoslo por la variedad. Nuestro desayuno de bufé libre puede ser muy sabroso a la par que sano. ¿Cómo? Por ejemplo, con las siguientes combinaciones:
- Bocadillo de jamón serrano en pan untado con tomate y aceite de oliva virgen.
- Bocadillo vegetal con pan integral, queso y huevo duro.
- Sándwich mixto con jamón y queso (opcional, el huevo a la plancha).
- Sándwich vegetal con atún y un poco de mayonesa.
- Bol de muesli o copos de avena mezclados con yogur y frutos secos y un tazón con trozos de fruta.
- Plato combinado: tortilla o huevo a la plancha, jamón york o serrano y pan integral untado con tomate natural y aceite de oliva.
- Tostadas integrales con queso fresco (en lugar de mantequilla o margarina) y mermelada o unos hilitos de miel.
Lo más importante es evitar un desayuno hiperenergético, hipergraso e hiperproteico. Los alimentos cuyo aporte nutricional presenta un alto contenido de los anteriores puede producir trastornos cardiovasculares, dislipemias, hipertensión, hiperuricemia, sobrepeso y obesidad. Visto lo visto, las comidas abundantes que sean pocas y en días concretos. El desayuno debe ser siempre una comida consistente, regular y saludable.