Un estudio reciente en la lucha contra la obesidad ha revelado que, desgraciadamente, los betabloqueantes (uno tratamiento contra la hipertensión) podrían ser los responsables de bastantes casos de esta epidemia de obesidad que afecta a los países más desarrollados entre los que se encuentra España.
Los betabloqueantes son conocidos por ser utilizados, dentro de la propia aplicación médica, para una gran variedad de dolencias o trastornos de la salud. Son igualmente llamados como antagonistas beta-adrenérgicos, antagonistas beta o agentes bloqueadores beta-adrenérgicos, y se utilizan para diferentes condiciones, principalmente como tratamiento contra la hipertensión, la angina de pecho, la arritmia cardíaca, la insuficiencia cardíaca congestiva o el glaucoma, entre otros.
No obstante, a pesar de esa importantísima aplicación médica, diferentes expertos han alertado sobre la posibilidad de que, esos mismos betabloqueantes, influyan en el crecimiento de la reciente epidemia de obesidad que actualmente afecta a la mayoría de los países desarrollados, debido fundamentalmente a que reducen la capacidad del organismo de quemar calorías y grasa a largo plazo.
Lo cierto es que los betabloqueantes pueden causar obesidad como efecto adverso, algo sabido a nivel médico. Sin embargo, a pesar que las versiones más modernas, como carvedilol (Coreg), no aumentarían tanto el riesgo de sumar kilos, un reciente estudio ha vuelto a confirmar las sospechas.
Los betabloqueantes podrían causar obesidad
Recientemente se ha realizado un estudio en Australia, publicado en International Journal of Obesity, el cual ha revelado que, entre más de 11.400 adultos que padecían hipertensión o diabetes y que tomaban betabloqueantes en su tratamiento, tendían a pesar más y, a su vez, tenían un perímetro de cintura mayor que el resto.
En este sentido, los investigadores estudiaron a un subgrupo de 30 pacientes que sufrían de presión sanguínea alta, hallando que el grupo de individuos tratados con betabloqueantes quemaban un menor número de calorías y grasa después de haber comido, constatándose que pesaban entre 5 y 16,7 kg más que el resto.
En palabras de los autores, “el uso crónico de los betabloqueantes causaría obesidad al inhibir el gasto de energía“, concluyen los autores.
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