Recientemente te hablábamos sobre las diferentes ventajas de la técnica FUSS, la cual consiste en una técnica de extracción de una tira de tejido -portadora de pelos- de la parte posterior y lateral de la cabeza, de forma que la zona donante es suturada para dejar una fina línea que es prácticamente invisible, sobre la que crece pelo cubriéndola.
Eso sí, la cantidad de cabello que puede ser extraído depende de determinados factores, como la superficie de la zona donante que finalmente deberá ser restaurada y su densidad.
Destaca por ser una técnica poco invasiva, con un porcentaje de éxito muy alto. Además, la cicatriz en la zona donante prácticamente es imperceptible, por lo que se convierte en una técnica ideal porque supone un cambio cosmético mínimo al cuero cabelludo pero con unos resultados simplemente sorprendentes.
¿Cómo es la recuperación tras la técnica FUSS?
La recuperación es bastante sencilla aunque progresiva. No en vano, el cabello transplantado necesita al menos 5 días para adaptarse tanto a su nueva ubicación como al sistema cardiovascular del paciente.
Una vez el pelo que tenga raíz crece y se cae (no quedando, por tanto, señales de que se ha realizado en la zona trasplante capilar alguno) el pelo comienza a nacer aproximadamente a partir de los 100 días, a razón de centímetro/mes.
Pasados 6 meses ya ha nacido cerca del 70% del pelo, de forma que empezará a madurar y obtendrá así una mayor densidad.
Finalmente, el resultado es definitivo entre los 10 meses a 1 año.
Fotografía cedida por el Dr. Pissano Cátera