Dentro de los diferentes tratamientos de rejuvenecimiento facial que, en la actualidad, podemos encontrar en las diferentes técnicas de medicina estética, el bótox se caracteriza por ser uno de los más solicitados por la mayoría de los pacientes.

Como de buen seguro sabrás, el botox es una sustancia química que, en parte, está compuesta de una toxina que recibe el nombre de “botulínica”. Esta sustancia causa una parálisis muscular temporal que ayuda a tensar la piel, eliminando las arrugas y mostrándola mucho más tersa y firme.

Además, cuenta con una ventaja positiva a la hora de rejuvenecer el rostro de los pacientes que se someten a este tratamiento: resulta útil para conseguir un aspecto mucho más joven y radiante cuando se aplica en los músculos faciales, precisamente por lo que comentábamos en las líneas anteriores.

No obstante, aunque se trata de un tratamiento innovador muy utilizado en muchas clínicas de prácticamente todo el mundo, lo cierto es que existen investigaciones que tratan de encontrar el mejor bótox, sobretodo para determinadas partes del rostro, como es el caso de las patas de gallo. Ello se debe a que, tal y como se ha publicado recientemente en ‘Archives of Facial Plastic Surgery’, no todas las variedades comerciales de toxina botulínica de tipo A son igual de eficaces a la hora de reducir las arrugas.

La confirmación viene de la mano de una investigación llegada a cabo por estudiosos de la Universidad de California sobre la abobotulinumtoxinA, con la que consiguieron un mayor efecto que la onabotulinumtoxinA. Es preciso recordar que, hasta estos momentos, los especialistas en medicina estética pueden utilizar tres marcas distintas de este producto: Vistabel (Allergan), Azzalure (Galderma) y Bocouture (Merz Aesthetics).

En cualquier caso, dado que las tres toxinas están aprobadas por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AGEMED), los especialistas pueden usar cualquiera de ellas, o incluso las tres.