¿Te estás planteando una cirugía de pecho y quieres saber qué implica exactamente una mamoplastia? Este término engloba distintas intervenciones quirúrgicas destinadas a modificar la forma, el tamaño o la posición de las mamas. En este artículo te explicamos en qué consiste, qué tipos existen, cuáles son sus beneficios y qué debes tener en cuenta antes de decidirte.
¿Qué es una mamoplastia?
La mamoplastia es una cirugía plástica que se realiza sobre el tejido mamario con un objetivo estético o reconstructivo. El término no se limita solo al aumento de pecho (aunque sea el más conocido), sino que abarca otros procedimientos como la reducción o la elevación de las mamas.
Estas intervenciones se adaptan a las necesidades y características físicas de cada paciente, y pueden transformar no solo el cuerpo, sino también la manera en que una persona se ve a sí misma y se relaciona con su imagen.
Tipos de mamoplastia
1. Mamoplastia de aumento
La mamoplastia de aumento es la técnica más popular. Consiste en aumentar el tamaño del pecho mediante la colocación de implantes o el uso de grasa propia del paciente (lipotransferencia).
Está indicada para:
- Mujeres con poco volumen mamario.
- Pérdida de volumen tras embarazo o lactancia.
- Deseo de mejorar proporción y simetría.
2. Mamoplastia de reducción
La mamoplastia de reducción se realiza para reducir el volumen y el peso del pecho. Es una cirugía habitual en mujeres con mamas grandes que sufren dolor de espalda, irritación en la piel o dificultades para realizar actividad física.
Beneficia a pacientes con:
- Dolor cervical o lumbar crónico.
- Problemas posturales.
- Irritación o infecciones en el pliegue submamario.
- Complejo estético por el tamaño excesivo del pecho.
3. Mastopexia o elevación de pecho
La mastopexia o elevación de pecho es una intervención que eleva y remodela el pecho caído (ptosis mamaria), sin aumentar ni reducir volumen necesariamente. Puede combinarse con implantes si se desea.
Suele recomendarse en casos de:
- Pecho caído tras embarazos o cambios de peso.
- Envejecimiento natural del tejido mamario.
- Areolas descendidas o elongadas.
Principales beneficios de la mamoplastia
Más allá del resultado físico, los beneficios de una mamoplastia bien realizada abarcan diferentes dimensiones:
- Mejora de la autoestima y seguridad personal: muchas mujeres recuperan la confianza en su imagen y se sienten más cómodas con su cuerpo.
- Corrección de asimetrías o malformaciones congénitas, logrando un aspecto más armónico.
- Alivio de molestias físicas (en el caso de la reducción), mejorando la calidad de vida.
- Facilidad para vestirse y practicar deporte, adaptando el cuerpo a sus propias necesidades.
- Resultados duraderos, especialmente cuando se mantienen con hábitos saludables.
Riesgos y consideraciones importantes
Como cualquier intervención quirúrgica, la mamoplastia conlleva ciertos riesgos que es importante valorar junto al equipo médico:
- Infección o hematomas en el postoperatorio.
- Problemas de cicatrización o de sensibilidad en la zona tratada.
- Riesgo de contractura capsular (en el caso de implantes).
- Resultados no simétricos o insatisfactorios (aunque poco frecuentes en manos expertas).
- En casos de implantes, revisiones periódicas o recambios a medio-largo plazo.
Además, es fundamental tener expectativas realistas: la mamoplastia mejora, embellece, corrige, pero no crea una versión “perfecta”. La decisión debe ser personal, informada y tomada por motivos propios.
¿Merece la pena una mamoplastia?
Cada vez más mujeres deciden someterse a una mamoplastia para recuperar la armonía con su cuerpo, mejorar su salud física o sentirse más identificadas con su imagen. La clave del éxito está en el acompañamiento médico adecuado, la planificación individualizada y una técnica quirúrgica precisa y segura.
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